Hacía ya tiempo que Violeta no entraba en mi cámara. Abandonaba el ballet y ya no habia escusas. Como que no, era suficiente una tarde de verano, una visita a la tia Magda, el campo y... Voilà.
Hacía ya tiempo que Violeta no entraba en mi cámara. Abandonaba el ballet y ya no habia escusas. Como que no, era suficiente una tarde de verano, una visita a la tia Magda, el campo y... Voilà.